(Ángel ha muerto, o por lo menos eso decía él)
Yo soy una hoja que arrastra el viento seco,
la humildad de tus labios,
el sabor del saber,
fuego que se consume así mismo, y después nada.
Soy el dolor de un vientre roto,
lo amargo del corazón,
la vanidad del espejo,
su odio recíprocamente, mi propio alimento.
Yo soy la ausencia de tus cálidos consuelos,
una lágrima pérdida en la profundidad del mar,
la desesperación de una mariposa por morir,
el miedo de abrir los ojos por la mañana.
Yo soy el otro, un extraño sin olor,
lo absurdo de la vida, un claroscuro,
el sueño que nunca termina, una utopía uterina,
el último grito.
Soy un momento robado, un pretexto,
una mirada perdida, la despedida,
el olvido, soy una enfermedad,
el que cambia historias por tiempo.
Yo soy la espina de su corona,
sudor y sangre de una oración,
un leño de su cruz convertido en ataúd,
una herida en el destino.
(soy el árbol que sigue pensando que sin él, el bosque no sería bosque)
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miércoles, 30 de abril de 2008
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